Cuatro Ciénegas

el ombligo del planeta

Investigación: Valeria Souza

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David-Jaramillo

Fotografías: David Jaramillo

Un oasis en medio del desierto de Coahuila, vestigio de los mares primitivos donde aún habitan las bacterias que formaron nuestro oxígeno y que permitieron la explosión de la vida. Una memoria del tiempo de la Tierra, una memoria viva en peligro inminente de desaparecer y que requiere toda nuestra protección.

Historia de una danza cósmica

Hay en México un valle muy especial, un oasis convertido en refugio el cual resguarda en su acuífero profundo la historia de la evolución de nuestro planeta. Este lugar tan importante está protegido por una montaña conocida como la Sierra de San Marcos y Pinos; tiene forma de flecha, aunque algunos dicen que parece nave espacial, y es pieza clave de esta aventura ya que tiene en sus profundidades una anomalía magmática que rige la dinámica del agua del oasis.

El calor del magma genera un ciclo local del agua que permite que esta suba caliente a la superficie y luego se recargue cuando regresa a las profundidades, llevando en su camino a millones demicrobiosOrganismos unicelulares solo visibles al microscopio. Ej. las bacterias, los infusorios, las levaduras, etc. que viven entre las oscuras profundidades de la montaña y el Sol que brilla sobre las pozas en la superficie.

Para entender mejor porque este valle es tan especial, querido lector, sugiero que te prepares para una exploración emocionante. Esta es una historia de muchos millones de años y para recorrerla viajaremos en el tiempo y el espacio, moviéndonos a diferentes escalas que nos permitirán observar a nuestro planeta a lo lejos y después caer en picada hasta poder ver las formas más chiquitas de vida. Espero que el viaje logre convencerte de que ahí, en esa montaña maravillosa, vive la historia de la vida en la tierra, no como una memoria muerta, sino por el contrario, una historia viva. Cuatro Ciénegas es una suerte de microscopio al pasado a través del cual podemos observar hoy linajes ancestrales de microbios que han sobrevivido miles de millones de años de evolución y podemos aprender mucho de ellos.

Para comenzar habría que preguntarnos ¿por qué ahí y en ningún otro lado?, y ¿cómo pasó? Para contestar esas preguntas primero miraremos desde lejos la geografía del planeta, les preguntaremos a las moléculas sus historias entretejidas con las rocas, entenderemos como el polvo de estrellas nos construye y cómo es que la vida y el hielo se robaron al fósforo, elemento escurridizo, para poder desarrollarse. Vamos a ser testigos de cómo el mar cambió de color, pasando del anaranjado al verde y, finalmente, al azul. Todos estos sucesos históricos le dan un valor singular a Cuatro Ciénegas. Esta es su historia, rica y única, la cual hace que hoy sea un laboratorio vivo.

Cuatro Ciénegas pasó de estar en la costa de Pangea a ser el sitio donde nació el Atlántico, formó parte de un mar interior por donde pasó el tsunami provocado por el meteorito que mató a los dinosaurios, hasta que finalmente se aisló del mar. En la era de los mamíferos, el Cenozoico, Cuatro Ciénegas se convirtió en un valle en forma de mariposa.

Historias que cuentan las rocas

El lugar donde nació el atlántico

Encontremos primero a Cuatro Ciénegas, su contexto geográfico es muy relevante. Vamos hacia afuera, al espacio, como si fuéramos un viajero galáctico o un astronauta de la estación espacial, para que podamos ver a la Tierra como se ve desde Google Earth. Al encontrar a México, largo con sus dos penínsulas, nos damos cuenta de que es un país extraordinariamente bello que danza entre dos mares. Parece un guerrero en movimiento, danza y ora al mismo tiempo: Baja California es un largo brazo, siendo su codo Tijuana y su hombro Chihuahua. Baila agachando su cabeza, la cual es Coahuila, y mira hacia el amanecer en el Golfo de México. Ya sé, mi imaginación es tremenda, pero sígueme el juego, querido lector. Ahora piensa que Yucatán tiene la forma de la rodilla del guerrero en una postura entre danza y oración, la Sierra Madre Occidental sería su columna vertebral y Nayarit-Jalisco, el codo del otro brazo que se extiende en el eje volcánico. ¿Lo ves? Dibújalo con tu imaginación. La Sierra Madre Oriental y la del Sur forman los pliegues de su traje. Cuatro Ciénegas se encuentra cerca del cuello, en el Norte, como si fuera un broche en forma de mariposa que amarra la túnica de nuestro guerrero.

Si viajamos en el tiempo, hace 235 millones de años, y buscamos al guerrero, sorpresivamente no lo encontraríamos. Al final de la gran extinción del Pérmico había un único mar llamado Panthalassa el cual rodeaba a Pangea, el primer supercontinente. En el centro de la costa oeste de Pangea estaba la Isla de Coahuila y lo que eventualmente se transformaría en Cuatro Ciénegas. Tan solo 35 millones de años después, o sea hace 200 millones de años, el supercontinente se rompió justo donde se encuentra Cuatro Ciénegas, separando el hemisferio norte del sur. La ubicación tan importante que tuvo durante este suceso marcó su destino para siempre.

Hace 200 millones de años, el supercontinente se rompió justo donde se encuentra Cuatro Ciénegas, separando el hemisferio norte del sur. La ubicación tan importante que tuvo durante este suceso marcó su destino para siempre.

De alguna manera el embrión marino del Atlántico surgió con la ruptura, dejando su huella fósil en las conchas de los moluscos del Jurásico, los cuales eran de sulfato de calcio, yeso, en lugar de carbonato de calcio, el mineral más abundante en el mar. La ruptura de Pangea inició una revolución tectónica, donde las masas de granito que forman el corazón de cada continente, llamadas cratones continentales, se reacomodaron como fichas en un juego de dominó. Durante este proceso se liberaron enormes cantidades de azufre al mar, haciendo que el sulfato de calcio, compuesto por azufre, oxígeno y calcio, se volviera el material para reinventar la vida después de la extinción masiva del Pérmico.

Al romperse Pangea, Coahuila estaba a nivel del ecuador y todo el hemisferio norte se empezó a mover hacia arriba. El cratón de Norte América se llama Laurentia, es hoy en día el corazón que forma las grandes planicies del continente. Este se dirigió al norte. Por su parte, los pequeños cratones que forman Europa se desplazaron hacia el este, abriéndole espacio al Atlántico Norte. Los cratones que forman el corazón de China y Siberia siguieron su camino hacia el este y al norte, respectivamente. Cien millones de años después, entrado ya el periodo Cretácico, se rompió la masa del hemisferio sur. Continuando la cordillera del Atlántico se separó la Amazonia, y los cratones de Sudamérica, del corazón del oeste donde permanecieron África y el Congo. Las llamas y los camellos se diversificaron en ambos lados de este nuevo mar en crecimiento. Eventualmente nacería el Mediterráneo, India chocaría con China y la Antártida se iría al extremo sur al separarse de Australia.

220 millones de años

Durante el Jurásico, hace 200 a 144 millones de años, se formaron las dunas de yeso de Cuatro Ciénegas. Apenas estaban naciendo las Rocallosas en Alaska y los dinosaurios eran pequeños.

70 millones de años

Para el final del Cretácico, hace 80 millones de años, lo que hoy es México estaba tomando forma en la costa del Pacifico donde se levantó la Sierra Madre Occidental como parte sur de las Rocallosas. En ese entonces los dinosaurios dominaban la cadena alimenticia. La Sierra de San Marcos y Pinos, nuestra montaña especial, se levantó del fondo marino y Cuatro Ciénegas pasó a ser parte de un mar interior que conectaba el Atlántico con el centro de Canadá. 

30 millones de años

De hecho, cuando cayó el meteorito que mató a los dinosaurios hace 66.4 millones de años, fue tal el impacto que un tsunami pasó desde lo que ahora es la rodilla de nuestro guerrero que danza, la península de Yucatán, hasta el estado de Montana, en el Norte de Estados Unidos donde se encontraba entonces la orilla de ese mar interior. El tsunami dejó dinosaurios, peces, helechos gigantes y árboles ancestrales apilados en un gran cementerio que marcó el final de la era de los dinosaurios, el Mesozoico, para iniciar otra, el Cenozoico, la era de los mamíferos.

El meteorito formó el cráter de Chicxulub , marcado por una media luna de cenotes en la superficie, e inició la formación del proto-Golfo de México, levantó también la península y provocó el nacimiento de la Sierra Madre Oriental hace 23 millones de años. Los pliegues del manto de nuestro guerrero fueron definiéndose hasta finalmente aislar a Cuatro Ciénegas del mar del que había formado parte hasta entonces.

Los “brazos” de nuestro guerrero danzante se formaron después, hace doce millones de años, cuando se empezó a separar Baja California del resto de México. Con el choque de las placas de Chortis y Cocos se formó el codo del segundo “brazo”, hoy Jalisco-Nayarit. Ese brazo que parece doblado, la Sierra Transversal Neo-Volcánica, fue la más reciente adquisición de nuestro guerrero danzante y se formó hace cinco a dos millones de años. En ella tenemos más de 300 volcanes, los más espectaculares se pueden ver desde Puebla, la Ciudad de México y Jalapa. Siendo la Sierra muy reciente es de entenderse que siga activa: El Xitle, por ejemplo, sepultó la pirámide de Cuicuilco hace aproximadamente 2000 años y el Popocatépetl aún nos da sustos de vez en cuando.

Un valle en forma de mariposa

Como puedes ver, querido lector, conforme se moldeaba la superficie de la Tierra, Cuatro Ciénegas tuvo ubicaciones muy relevantes: pasó de estar en la costa de Pangea a ser el sitio donde nació el Atlántico, formó parte de un mar interior por donde pasó el tsunami provocado por el meteorito que mató a los dinosaurios, hasta que finalmente se aisló del mar. En la era de los mamíferos, el Cenozoico, Cuatro Ciénegas se convirtió en un valle en forma de mariposa. Se formó al levantarse las sierras que lo rodean, junto con todo el altiplano central. 

Esta montaña tan particular, esta flecha que se dirige al Norte, aparenta ser la cicatriz del nacimiento de la vida, el equivalente magmático de nuestro ombligo.

Como puedes ver, querido lector, conforme se moldeaba la superficie de la Tierra, Cuatro Ciénegas tuvo ubicaciones muy relevantes: pasó de estar en la costa de Pangea a ser el sitio donde nació el Atlántico, formó parte de un mar interior por donde pasó el tsunami provocado por el meteorito que mató a los dinosaurios, hasta que finalmente se aisló del mar. En la era de los mamíferos, el Cenozoico, Cuatro Ciénegas se convirtió en un valle en forma de mariposa. Se formó al levantarse las sierras que lo rodean, junto con todo el altiplano central. 

San Marcos y Pinos no solo guardó la historia de mares anaranjados en pasados remotos. Sabemos también, debido a su enorme diversidad, que el valle de Cuatro Ciénegas fue un importante refugio para la vida durante las glaciaciones que vieron caminar a los primeros humanos que llegaron a América. Los primeros nómadas de las eras del hielo dejaron sus huellas en el humedal del valle hace 14,000 años, mismas que se fosilizaron en el sedimento de yeso que había ahí desde el Jurásico.

Las rocas nos cuentan cómo se formó México, pero no pueden contarnos cómo es que la vida sobrevivió a dos congelaciones globales y a cinco extinciones de la vida multicelular que marcan las diferencias entre las eras geológicas, esa es la tarea de las moléculas. La vida microbiana de Cuatro Ciénegas sobrevivió al movimiento tectónico y al aislamiento del mar, protegida y alimentada por sus arcillas formadoras de micro-cuevas dentro de las cuales, aún hoy, se alimenta de los minerales de mares muy muy antiguos. Para entender la relación entre el agua profunda, el agua superficial que forma el oasis, la montaña con sus profundidades magmáticas y la vida microscópica, tenemos que ver las cosas ya no desde el espacio, sino desde lo más pequeño: a nivel molecular. Es decir, nuestro viaje cambia radicalmente de escala y pasa de las observaciones espaciales de nuestro planeta hacia el interior de la molécula que guarda la historia de la vida en la tierra, el ADN.

La vida microbiana de Cuatro Ciénegas sobrevivió al movimiento tectónico y al aislamiento del mar, protegida y alimentada por sus arcillas formadoras de micro-cuevas dentro de las cuales, aún hoy, se alimenta de los minerales de mares muy muy antiguos.

Historias que cuentan las moléculas

Las bacterias de la vida

¿Cómo podemos conocer las historias de la evolución del ADN? Las rocas nos hablan de tectónica, sedimentos y agua; son historias que descifran los geólogos y geofísicos. Sin embargo, para conocer las historias que cuenta la molécula de la vida tenemos que pensar en supervivencia, adaptación y juegos de azar. La mayor parte de la diversidad de la vida ha surgido por mutaciones aleatorias en los genomas y es la tarea de los biólogos evolutivos descifrarlas. Es fascinante entender que ambas perspectivas, la de las rocas y la del ADN, se complementan al contarnos dos puntos de vista de los mismos eventos. La vida evoluciona en el escenario que las rocas y el agua establecen para ella. Sin embargo, ambos, rocas y vida, estamos hechos del mismo polvo de estrellas y hemos sido alimentados de sopa de cometas en un planeta caliente.

Vayamos al principio, bueno, un poco después del principio: empecemos con el primer momento en que las rocas fueron el escenario y pueden contarnos cómo es que comienza la historia de la vida. Hace 4,530 millones de años, mientras se formaba nuestro sistema solar, dos protoplanetas formándose por aglomerados de polvo de estrellas chocaron contra sí mismos. Se llamaban Theia y Terra, los papás planetarios de la Tierra. Ambos coincidieron en la tercera órbita alrededor del Sol y chocaron, Theia nos regaló el mar y Terra nos dio un corazón de metal.

Los desechos del choque fueron atraídos por la fuerza de gravedad y se convirtieron en nuestra luna, cuyas piedras nos indican que está formada por rocas de ambos orígenes. La Luna no tiene una relación fácil con el sistema solar, nuestro satélite tiene la superficie llena de cráteres. La mayor parte de estos cráteres evidencían un periodo de alto bombardeo producido por un cambio de órbitas de Saturno y Júpiter el cual lanzó pedazos de planetoides unos contra otros. Por ello los cometas tienen órbitas elípticas y cruzan todo el sistema solar, son piedras lanzadas por una enorme resortera gravitacional.

Lo que vemos en la Luna, también pasó en la Tierra. Durante nuestros primeros millones de años como planeta, constantemente caían meteoritos formados principalmente por metales y cometas ricos en agua y compuestos orgánicos. Estos golpes perturbaron la corteza y provocaron la formación de volcanes. Los volcanes ayudaron a que el magma saliera hacia la superficie llevando consigo gases y mucha agua. La superficie del planeta en aquel entonces era una bola hirviendo y el agua salía en forma de vapor de agua, después llovía y volvía a hervir, hasta que, poco a poco, la superficie se enfrió lo suficiente para que hubiera charcos, muchos de ellos posiblemente en cráteres de cometas o meteoritos. Estos charcos fueron los primeros laboratorios de vida.

Muchos años más tarde, hace 4,100 millones de años, la vida ya se había originado y masticaba desde entonces azúcares para crecer. ¿Cómo podemos saber sobre algo que pasó hace tanto tiempo? La vida dejó una huella indudable en tres rocas, dos de ella encontradas en Canadá y una en Groenlandia, las tres consisten en un diamante de circonio que envuelve un pedazo de grafito enriquecido por carbono isotópicamente ligero. Esta sencilla bio-señal (evidencia de vida) nos indica que la vida prefiere comer moléculas de carbono ligero que carbono pesado. 

Estos charcos fueron los primeros laboratorios de vida.

Es decir, los microbios que en su momento formaron el grafito conservado dentro del diamante de circonio ya estaban “escogiendo” lo que comían, quitando a los isótopos pesados del camino. Los isótopos se entienden como átomos que tienen el mismo número atómico pero diferente masa atómica, al tener menos neutrones son más ligeros. Por ejemplo, cada elemento por decaimiento radiactivo consiste en una serie de isótopos estables, unos de ellos ligeros, como el Carbono 12 que al tener 6 neutrones es más ligero que sus isótopos C13 y C14. En la tierra C12, es el más abundante. Lo fascinante es que esta bio-señal ocurrió mucho más temprano de lo que nadie imaginaba.

Si la Luna tiene 4,530 millones de años y la vida surgió hace 4,100 millones de años quiere decir que solamente transcurrieron 400 millones de años para que la Tierra pasara de ser un planeta infernal (de hecho se le denomina a este periodo el Haedeano) a un planeta con algo de agua líquida y vida comiendo, reproduciéndose y por supuesto ¡evolucionando! Por lo tanto, el origen de la vida ocurrió muy pronto, probablemente de cientos de formas distintas en diferentes charcos y cráteres.

◑| «La exótica belleza de las Pozas Azules, es ejemplo de conservación en Cuatro Ciénegas. Los canales que depredaban las pozas, ahora clausurados, son las cicatrices que nos recuerdan la fragilidad de la vida cuando es acechada por la ilusión del progreso.» / DJ

Sin embargo, sabemos por las historias que nos cuenta el ADN que solo uno de todos esos intentos de vida sobrevivió y de ese único experimento surgió una bacteria llamada LUCA (Last Unique Common Ancestor) con ADN, ARN, proteínas, membrana y un metabolismo fermentador anaerobio para producir Adenina Trifosfato, mejor conocida como ATP. Esta última es la moneda energética de la cual depende toda la vida hasta el día de hoy y es la razón de ser de todos los ciclos biogeoquímicos. 

Sabemos por el árbol de la vida que de LUCA provenimos todos los seres vivos que hemos existido en el planeta. LUCA comió sopa de cometas, la mezcla de todo aquello que chocó contra la Tierra, y por mutación empezó a evolucionar y a comer diferentes fuentes de carbono, nitrógeno y fósforo. Es muy posible que el árbol de la vida se llenó de ramas muy pronto, desarrollando diferentes maneras de obtener energía y probablemente de cooperar entre sí formando comunidades. Una vez que se acabó la sopa de cometas fue necesario evolucionar para crear nuevas estrategias para comer, así se generaron diferentes ramas ancestrales. Una de estas ramas, las Metanógenas, empezaron a comer CO2 de la atmósfera e hidrógeno de las rocas y probablemente este nuevo linaje dio lugar a las primeras arqueas.

Las arqueas son un segundo dominio que, junto con las bacterias, forman la base del árbol de la vida. Las diferencias en el ADN, tanto de las arqueas como las bacterias, nos dicen que estos dos dominios de la vida se diversificaron muy pronto obteniendo su energía de todas las fuentes posibles. Algunos de estos linajes evolucionaron pigmentos para protegerse de los rayos ultravioletas, ya que no había capa de ozono por falta de oxígeno en la atmósfera inicial. Todo esto lo sabemos gracias a las diferencias profundas en el ADN y el cómo se organizan las membranas. Lo que no podemos saber es cuales de los linajes iniciales fueron los que se quedaron en el diamante de circonio representadas en el grafito, ya que no dejaron su ADN para contarlo.

LUCA comió sopa de cometas, la mezcla de todo aquello que chocó contra la Tierra, y por mutación empezó a evolucionar y a comer diferentes fuentes de carbono, nitrógeno y fósforo.

Un mar anaranjado

También sabemos por las historias de las rocas que el mar tardó en formarse cerca de 400 millones de años una vez que el agua líquida se pudo quedar en la superficie. Esto fue 800 millones de años después de la formación de la Luna. El primer mar era somero y anaranjado, lleno de azufre. Se fue haciendo profundo a fuerza de llover el diluvio. La atmósfera era brumosa y rica en CO2, amonio, azufre y vapor de agua producto de las erupciones volcánicas de un planeta todavía caliente y violento que no tenía oxígeno salvo en las profundidades donde el calor magmático rompía localmente al agua y el oxígeno se pegaba a la arcilla. Esto iba a cambiar. 

Las primeras bacterias fotosintéticas, las púrpuras y las verdes del azufre y no azufre, descubrieron el Sol. Algunas de ellas evolucionaron el fotosistema I (las verdes oscuro) y otras el fotosistema II (las púrpuras) utilizando una gran variedad de bacterioclorofilas de baja longitud de onda, siendo las primeras en realizar fotosíntesis bajo un mar anaranjado. Lo que nos dice el ADN es que a partir de la evolución de cada fotosistema surge la fotosíntesis oxigénica y el planeta ya no volvió a ser el mismo. Este proceso cuántico también dejó sus huellas en las rocas ya que al romper el agua con la energía del Sol se empezaron a oxidar los metales de los primeros continentes en la superficie, burbuja por burbuja. Sin embargo esto aún no le sucedía a los minerales y metales del mar, el cual continuó siendo anaranjado hasta hace 650 millones de años.

Al romper el agua con la energía del Sol se empezaron a oxidar los metales de los primeros continentes en la superficie, burbuja por burbuja.

Las rocas también nos cuentan que hace 3,800 millones de años, ya hay evidencias de comunidades microbianas complejas donde se ensamblan todos los metabolismos conocidos; de estas tenemos muchísimas en Cuatro Ciénegas. A estas comunidades se les llama tapetes microbianos porque son suaves y están formados por capas de colores: las capas de abajo son negro y café y están relacionadas con los primeros metabolismos anaerobios, mientras que las capas superiores, mas expuestas al sol, son las purpuras y verdes oscuras de la fotósintesis ancestral, hasta arriba está la capa azul-verde de las cianobacterias. 

En Cuatro Ciénegas estos tapetes microbianos y estromatolitos están formados por linajes únicos que no existen en otros lados del planeta.

Las formas calcificadas de los tapetes microbianos se llaman estromatolitos, lo que significa “roca con rayas” en latín. Estos surgen en el registro fósil hace 3,600 millones de años y persisten en algunos lugares del mundo donde las algas no les tapan el Sol y donde cuentan con una fuente profunda de agua y azufre. En la actualidad estos son sitios extremos como Shark Bay en Australia o Guerrero Negro en Baja California, donde hay demasiada sal, o en los lagos de los Andes donde hay tapetes microbianos y estromatolitos en sitios donde la luz UV es altísima y en los que se encuentran muchas sales y arsénico.

En Alchichica, Puebla, también los hay debido a la cantidad de sales, así como en algunos lagos de Estados Unidos. En Bahamas, Bacalar y en Sian-Ka´an Quintana Roo existen porque sus aguas cristalinas no tienen casi fósforo, mientras que Cuatro Ciénegas tampoco hay fósforo, hay mucho sulfato de magnesio y una fuente profunda de azufre. Sin embargo, a diferencia de los otros sitios que hay en el mundo, en Cuatro Ciénegas estos tapetes microbianos y estromatolitos están formados por linajes únicos que no existen en otros lados del planeta. Esta es la clave del relato.

La Sierra de San Marcos y Pinos no solo guardó en sus arcillas profundas los minerales y las condiciones de los mares ancestrales pobres en fósforo, pobres en oxígeno y ricos en azufre; sino que también guardó en su seno a los microbios de ese pasado remoto.

Polvo de estrellas y ciclos vitales

Burbujas de oxígeno

Los virus son los organismos más abundantes del planeta, por cada bacteria, hay al menos 100 virus al acecho. Los seres humanos tenemos dentro de nuestro microbioma al menos 100 bacterias por cada célula, ¡imagina la cantidad de virus en comparación! Te preguntarás, ¿para qué tanto virus? Los virus son cazadores que probablemente evolucionaron junto con la vida y son el motor más importante para la evolución de todas sus “presas”. La vida necesita la presión de la persecución de los virus para no volverse floja y continuar evolucionando para defenderse de los predadores. Sin embargo, el papel ecológico más importante de los virus es “liberar” los nutrientes atrapados por la vida dentro de sus células, permitiendo así que otras células crezcan y se reproduzcan. La vida está hecha de decenas de micronutrientes y seis elementos básicos conocidos como CHONPS:  Carbono (C), Hidrógeno (H), Oxígeno (O), Nitrógeno (N), Fósforo (P) y Azufre (S). Aún en el planeta actual, en lugares como Cuatro Ciénegas donde existen tapetes microbianos y sus equivalentes calcificados, los estromatolitos, es posible encontrar todos los ciclos biogeoquímicos completos (que son los que mueven a CHONPS) dentro de pocos milímetros. Esto sugiere que en el planeta primitivo, en las costas del mar recién nacido, estas comunidades microbianas eran “perfectas” en cuanto al reciclaje de nutrientes se refiere. De hecho, de eso dependía su subsistencia, de reciclar cada átomo de cada “cadáver” microbiano, así como evitar que bacterias de otro lado se robaran sus nutrientes. Es por esto que los antibióticos surgen muy temprano en la evolución.

Poco a poco, el oxígeno liberado del agua burbujeó a la superficie llenando la atmósfera, burbuja por burbuja, de este elemento esencial para la respiración aeróbica, la nuestra.

Estas comunidades eran capaces de tal “perfección” solamente a través de la cooperación entre los miembros cohesivos que las formaban. Esta cohesión metabólica y funcional se logra por medio de la estratificación de las funciones en las capas de colores que mencionamos antes, siendo las capas inferiores las más antiguas y que no toleran el oxígeno y las capas superiores, las más recientes, las que producen y respiran oxígeno. Este gradiente entre la anoxia – el no oxígeno – y la atmósfera actual con oxígeno, ocurre en pocos milímetros y es propiciado por las diferentes formas del azufre. De hecho, la capa púrpura y verde oscura, que son las dos formas de fotosíntesis dependiente del azufre, fueron vitales no solo para la evolución de la fotosíntesis oxigénica, la que con la energía del Sol rompe al agua liberando el O2, sino para que las capas de abajo no murieran envenenadas por el oxígeno. 

En un mundo sin oxígeno como el suyo, este elemento que nosotros respiramos puede ser muy tóxico y reactivo ya que la vida no sabe qué hacer con él. Así al reaccionar las capas superiores con el azufre se forma SO4 y los sulfatos se transforman en parte importante de la comida de las bacterias inferiores; problema resuelto. Esto que resolvió la vida anóxica en un tapete microbiano hace al menos 3,800 millones de años se mantuvo como respuesta a nivel global por 3000 millones de años y fue la razón por la cual el mar continuó siendo anaranjado. Poco a poco, el oxígeno liberado del agua burbujeó a la superficie llenando la atmósfera, burbuja por burbuja, de este elemento esencial para la respiración aeróbica, la nuestra.

La energía del fósforo

Con la evolución de la fotosíntesis oxigénica y la cadena respiratoria, surge un nuevo tipo de vida, aquella de los organismos capaces de usar el oxígeno y producir más ATP al romper azúcares y con esto construir células. Por lo tanto, los organismos que rompen el agua para construir azúcares, las cianobacterias donde evolucionó por única vez la fotosíntesis, y aquellos que respiran ese oxígeno se volvieron más eficaces. Sin embargo, había un problema fundamental de recursos, el ATP requiere de 3 fosfatos (PO4) y en el mundo anaranjado del pasado, el fósforo era, como en Cuatro Ciénegas, particularmente raro. Así que a pesar de la eficacia potencial, faltaba una pieza clave.

Para continuar, querido lector, es muy importante que entendamos el rol del fósforo. Su ciclo no es un ciclo de vida como los otros elementos, donde se reciclan las diferentes formas. Por su tamaño, el fósforo debería de ser abundante en el universo. Sin embargo, como es explosivo al contacto consigo mismo, solamente se encuentra estabilizado con el apoyo del calcio formando un mineral llamado apatita. Un cerillo, o un fósforo, está estable hasta que al jalar el cerillo contra la tira de la caja se juntan las moléculas consigo mismas y esto provoca que el cerillo encienda. 

Así durante la evolución del planeta estuvo siempre tan cerca y a la vez tan lejos, atrapado en las rocas donde es estable, situación de la cual habría que lograr extraerlo evitando que una molécula de fósforo haga contacto con otra. ¿Cómo es que la vida eligió este elemento lleno de energía química pero difícil de obtener? Una hipótesis es que en el planeta caliente donde caían cometas y meteoritos el fósforo fue abundante. Imaginemos una cuna de arcilla creada por el impacto de un cometa rico en agua y compuestos orgánicos

La arcilla guarda agua y es electrostática, una superficie ideal para iniciar la vida. En esta hipótesis el golpazo del cometa contra la tierra es suficiente para liberar el fósforo de la piedras y mantenerlo disponible en la arcilla, la cual, a pesar de ser pobre en calcio era rica en azufre, y separaba a las moléculas de fósforo para evitar que reaccionaran al contacto consigo mismas. La arcilla permitió que el fósforo pudiera integrarse al origen de la vida para producir ATP.

La arcilla guarda agua y es electrostática, una superficie ideal para iniciar la vida.

Historias de fuego, roca y hielo

Cuando el hielo raspó las rocas

Viajemos de nuevo en el tiempo y regresemos al momento en que nuestro planeta era una bola caliente con una atmósfera formada por la desgasificación del magma a través de los volcanes. Este, por simple termodinámica, se empezó a enfriar paulatinamente hasta que el proceso se volvió más rápido al haber charcos y luego mares. El mar tomó su tiempo en formarse y solo hasta que su masa pesó lo suficiente sobre la corteza terrestre inició el movimiento de placas y como resultado de esto nació el primer continente, Vaalbara, hace 3,600 millones de años (casi mil millones de años después de la formación de la Tierra). ¿Cómo nace un continente? Se requiere que una bolsa de magma no explote hacia la superficie y sea “aplastada” por una zona de subducción. Es decir, esta bolsa se mete dentro de la corteza terrestre y con la presión y el calor del centro de la tierra el magma dentro de ella se vuelve a cristalizar, formando granito el cual pasa por la corteza y “flota” sobre ella. A medida que hay más masas continentales la formación de granito es más rápida ya que hay más zonas de subducción. Cuando estas masas continentales se unen se forma un supercontinente, como posteriormente lo fue Pangea. La primera zona de subducción fue marina y fue producida porque el peso del mar, después del diluvio, resquebrajó la corteza terrestre. ¡Imagina nada más eso!

La primera zona de subducción fue marina y fue producida porque el peso del mar, después del diluvio, resquebrajó la corteza terrestre.

Hace 2,200 millones de años los gases volcánicos dejaron de ser emanados por los volcanes. La corteza se había enfriado y la atmósfera perdió varios gases invernadero, así el mundo se congeló casi por completo durante 400 millones de años. A esto se le llama la primera gran bola de nieve. Sabemos, porque aquí estamos para contarlo, que la vida persistió en “islas de calor” asociadas a fuentes hidrotermales. Es posible que la anomalía magmática de San Marcos y Pinos fuera una de ellas, aunque no lo sabemos. También es posible que en el ecuador los hielos no cubrieron todo el mar. 

En todo caso, sabemos que cuando los hielos se retiraron rasparon todas las masas continentales de roca y liberaron dentro del mar ya descongelado el recurso limitante para la vida, el elemento más deseado: el fósforo. Este pico de fosfatos dejó su señal en el mar, pero es posible que también dejará su señal en la vida y que las primeras células complejas con núcleo, eucariontes, evolucionaran al tener este recurso momentáneamente libre en el ambiente. Sin embargo, la vida compleja tuvo que esperar 1,000 millones de años (el Precámbrico ocurre hace 1,800 y 800 millones de años) para volver a tener las condiciones necesarias para florecer.

Cuando los hielos se retiraron rasparon todas las masas continentales de roca y liberaron dentro del mar ya descongelado el recurso limitante para la vida, el elemento más deseado: el fósforo.

Mientras tanto, protozoarios y microalgas, junto con los primeros hongos unicelulares, tuvieron muchísimo tiempo para evolucionar una enorme diversidad, llevando atrapadas en sus entrañas a bacterias para respirar (las mitocondrias) y a cianobacterias (cloroplastos) para hacer fotosíntesis. Estos micro-eucariontes probablemente vivían en la parte superior, la parte con oxígeno, en aquellos arrecifes microbianos calcificados que hoy llamamos estromatolitos. 

Estos arrecifes se formaban en las costas de las masas de los continentes: entre más costa más arrecifes. Hoy forman parte de todos los fósiles del Precámbrico. Cuando los micro-eucariontes hacían fotosíntesis usaban el CO2 de la atmósfera; por lo tanto, cuando se fractura el supercontinente Rodinia hace 760 millones de años, el punto donde ahora es Cuatro Ciénegas se encontraba también sobre la costa, así que los estromatolitos capturaron más CO2.

Y todo se llenó de oxígeno

La captura de CO2 alrededor del mundo precipitó un cambio climático llamado el Criógeno, el cual consistió en dos glaciaciones globales. La primera glaciación se llama el Sturniano y sucedió hace 720 millones de años. En el récord fósil se puede observar como los hielos rasparon las rocas continentales liberando de nuevo al fósforo atrapado. A diferencia de la primera bola de nieve causada por la falta de gases de los volcanes, ésta fue causada por el metabolismo microbiano.

Para este momento también las microalgas ya habían evolucionado pero no habían tenido la oportunidad ecológica para crecer. Cuando en el deshielo llega a la playa agua con fósforo sucede un bloom de algas, mismas que al crecer atraparon en sus cuerpos, de nuevo, el CO2 de la atmósfera. Hasta este punto el mar aún era anaranjado pero gracias a las algas se tornó verde por un breve periodo.

El fenómeno de las algas provocó que el oxígeno de la atmósfera subiera al mismo tiempo que el CO2 descendiera, como resultado en el desbalance de los gases invernadero viene la segunda glaciación llamada el MarinoanPeriodo de glaciación a nivel global que duró aproximadamente de 650 a 620 millones de años durante el período Criogénico. La glaciación pudo haber cubierto todo el planeta en un evento al que popularmente se le ha denominado “la Tierra bola de nieve. El periodo, aunque corto (duró 30 millones de años, hace 650-620 millones de años), fue muy severo. De nuevo los glaciares rasparon las rocas y liberaron por erosión más fósforo atrapado. Esta vez, en el deshielo, fue el turno de evolucionar de los animales, los cuales ya habían hecho un primer intento de organización pluricelular: las esponjas, las cuales evolucionaron en el periodo interglacial durante el cual las algas fueron muy exitosas. Las esponjas tenían ya genes que le permitieron a sus células quedarse juntas y dividir tareas.

Hasta este punto el mar aún era anaranjado pero gracias a las algas se tornó verde por un breve periodo.

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Al terminar el Marinoan inició el Edicardiano, el periodo donde sucede la primera explosión de vida animal y donde, finalmente, el mar se vuelve azul. Considerando los miles y millones de años que la vida llevaba viviendo en un mar anaranjado, ¿cómo sucedió aquello de tornar el mar azul en tan poco tiempo? La respuesta, querido lector, se encuentra en las esponjas y las algas. Las esponjas se diversificaron en diferentes linajes de animales que empezaron a comer estromatolitos y pronto evolucionaron mandíbulas. 

Estos seres se alimentaron de los nutrientes guardados por miles de millones de años en los sedimentos marinos, al liberar los nutrientes y sacarlos al agua estos llegaron a las algas las cuales volvieron a crecer. En esta ocasión, el crecimiento se dio no solo en las costas sino en toda la columna de agua, siguiendo a otro nutriente limitante, el nitrógeno. La fotosíntesis de las algas oxigenó el agua, tornándose azul y cambiando completamente la posibilidad de evolución de los animales, ya que un mar anóxico rico en azufre no era propicio para la respiración aeróbica. Así el mar azul abrió la puerta a conquistarlo todo.

La fotosíntesis de las algas oxigenó el agua, tornándose azul y cambiando completamente la posibilidad de evolución de los animales, ya que un mar anóxico rico en azufre no era propicio para la respiración aeróbica. Así el mar azul abrió la puerta a conquistarlo todo.

Recapitulando la historia de la vida

El mundo perdido

Los estudios realizados hoy en día sobre el ADN de nuestros ancestros son vitales para entender nuestra evolución, mejorar nuestro presente y procurar un futuro. El ADN encontrado en Cuatro Ciénegas, comparado con todas las muestras alrededor del mundo es único y representa linajes sumamente antiguos, es por esto que lo llamamos “el mundo perdido”. Es probable que la Sierra de San Marcos y Pinos no solo guardó en sus arcillas profundas los minerales y las condiciones de los mares ancestrales que hemos explorado en esta aventura, aquellos que eran pobres en fósforo, pobres en oxígeno y ricos en azufre; sino que también guardó en su seno a los microbios de ese pasado remoto. Estas bacterias parecen haber sobrevivido gracias a la posible anomalía magmática de la Sierra la cual favorece una dinámica de flujo, a través del calor, el vapor y el agua, que conecta la profundidad de la montaña con la superficie. Las bacterias que llegan a la superficie y se establecen en la parte superior de los estromatolitos y tapetes microbianos solo nos pueden contar historias de un mundo con oxígeno, pero las que se establecen en la parte anóxica de los tapetes y las que están en la profundidad de la montaña podrían guardar los secretos del mundo anaranjado el cual jamás hemos logrado observar directamente.

Es probable que la Sierra de San Marcos y Pinos no solo guardó en sus arcillas profundas los minerales y las condiciones de los mares ancestrales.

◑| La evolución, crisol y caleidoscopio de la biodiversidad en Cuatro Cienegas.

Nuestro viaje nos ha llevado a explorar la tierra desde el espacio a través de miles de millones de años. Conocimos a nuestros papás planetarios, observamos los primeros ciclos que llevaron a un planeta ardiendo a transformarse en una bola de nieve y vimos cómo los cambios tectónicos crearon a México, nuestro guerrero danzante, y colocaron a Cuatro Ciénegas constantemente en lugares clave con amplia relevancia geográfica. Al inicio llamamos a la Sierra de San Marcos y Pinos el ombligo de la vida, la cicatriz que guarda la historia viva del planeta, esta mariposa blanca con sus pozas como ojitos azules vio abrirse Pangea y nacer el Atlántico. 

Incluso antes de eso Rodinia también se partió en Cuatro Ciénegas, y aunque las rocas no nos pueden decir esto con precisión, las moléculas sí. Desde aquella sopa de cometas y los múltiples experimentos que finalmente terminaron en un proceso de creación efectivo, fuimos testigos de lo complejo que fue el proceso evolutivo, la relevancia de las glaciaciones en la liberación del fósforo y lo vital que es este elemento para permitir que los animales y las plantas evolucionaran transformando el mar anaranjado en un mar azul.

En Cuatro Ciénegas tenemos las primeras bacterias del sedimento marino con oxígeno. Estas bacterias se llaman BacillusBacteria en forma de bastoncillo o filamento más o menos largo, recto o encorvado según las especies. y las de Cuatro Ciénegas son la base del árbol de este linaje muy bien conocido en el mundo. Al observar a través de las mutaciones el momento en el que estos Bacillus se separaron de sus parientes más cercanos, los Geobacillus, los cuales no pueden vivir en presencia del oxígeno, encontramos el principio del Edicardiano. Otros de estos Bacillus, los acuáticos, entraron del mar cuando se rompe Pangea en el Jurásico. Tenemos, vivos, los únicos testigos de estos eventos extraordinarios que cambiaron el destino del planeta, la evolución de los animales y la transformación, por parte de la vida, de la química planetaria. Es increíble que persistan. Aunque es más increíble todavía que no hemos logrado apreciar del todo su importancia para nuestro futuro.

Tenemos, vivos, los únicos testigos de estos eventos extraordinarios que cambiaron el destino del planeta, la evolución de los animales y la transformación, por parte de la vida, de la química planetaria.

El color de la memoria

Lo que hemos observado hasta ahora cuenta únicamente la historia del planeta azul. ¿Cómo podemos llegar al mar anaranjado? ¿Podremos conocer el pasado lejano, el planeta lleno de gases volcánicos? Creemos que sí ya que los datos del ADN total de las comunidades que se han encontrado en Cuatro Ciénegas lo indican. En este sitio extraordinario hay muchas bacterias y arqueas asociadas al fuego y a metabolismos tan antiguos como el que formó los pedazos de grafito encerrados en los diamantes de circonio encontrados.

◑| «Desde el periódo Jurásico, el polvo de estrellas formó un vestigio geológico.» / DJ

Sin embargo, a diferencia de Bacillus, los linajes anaerobios son muy difíciles de crecer, no solo porque odian al oxígeno, razón por la cual hay que hacerles una atmósfera especial en las cajas de cultivo para poderlos pescar, sino porque crecen muy lento. En el mundo de los estromatolitos no había prisa, todo crecía despacio por la falta de acceso al fósforo. Como hemos aprendido, cuando los hielos erosionan a los continentes y liberaran este elemento, el crecimiento se acelera, las abundancia de las algas tapó el Sol a los estromatolitos y luego, para colmo, los animales se comieron a muchos de ellos; así que los últimos estromatolitos fósiles se refugiaron en las costas. Los que nos quedan hoy son pocos y frágiles.

Sé que algunos de estos procesos son complejos, querido lector, pero compleja es la vida y es muy importante que intentemos entenderla mejor. Para ello Cuatro Ciénegas nos ofrece una llave única. Es un refugio que ha estado al centro de todos los fenómenos que hemos explorado y nos ha guardado pruebas y guiños que nos cuentan todas las grandes aventuras que ha vivido este mágico lugar.  Actualmente se necesita ganar tiempo para continuar explorando, recurrir al apoyo de los geofísicos para entender mejor las profundidades de la montaña, y sobre todo generar conciencia para mantener vivo a Cuatro Ciénegas. El valle ha sobrevivido miles de millones de años y todo tipo de amenazas, pero parece que la humana podría ser la peor. Cerremos nuestro viaje regresando al presente, en busca de un mejor futuro. 

En el mundo de los estromatolitos no había prisa, todo crecía despacio por la falta de acceso al fósforo.

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El valle ha sobrevivido miles de millones de años y todo tipo de amenazas, pero parece que la humana podría ser la peor.

Un cordón umbilical hacia la historia de todo

En 1999, hace más de veinte años, un equipo de científicos de la UNAM, del cual formo parte, llegó a Cuatro Ciénegas convocado por la NASA. No teníamos idea de la gran aventura que estábamos por comenzar. Tomamos muestras y regresamos al laboratorio. Esperábamos muy poca diversidad en nuestras cajas de petri, ya que no hay casi fósforo en Cuatro Ciénegas. Cuál fue nuestra sorpresa que las primeras cajas estaban llenas de colonias de todos colores. Sin sacarles el ADN, ya se veían diversas. En esa primera expedición, el Dr. Wendell Minckley, el naturalista que dedicó su vida a estudiar el Valle y quien convenció a la NASA de estudiar el lugar también, nos reveló que ahí seguía estando el mar del pasado, eso se lo decían los caracoles y las dunas. Tal certidumbre dejó en mí una duda sembrada.

En 2000 empezamos a trabajar y conocimos al Churince, el sistema hidrológico más importante del oeste del valle de Cuatro Ciénegas. Aún estaba lleno de agua. Me pasé los primeros 2 años del proyecto entendiendo las montañas y el agua para poder entender mejor a las bacterias de colores. En 2002 perforaron pozos al sur de Cuatro Ciénegas, en el Hundido, para abrir la frontera agrícola de Torreón. Sabía cómo se movía el agua de manera subterránea a través del sistema de fallas profundas y, por ende, el terrible efecto que tendrían las perforaciones en Cuatro Ciénegas.

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A pesar de múltiples esfuerzos el ecocidio del Churince fue inevitable. Con la “bola de cristal” que te da la ciencia, supe que este iba a morir y junto con un gran equipo de trabajo, nos dedicamos dieciséis años a estudiarlo frenéticamente antes de que su agua se escondiera dentro de la Sierra de San Marcos debido a la caída de su manto freático. Con orgullo podemos decir que este sistema es el mejor conocido del mundo ya que cien científicos lo estudiamos haciendo un inventario total. Así no murió en vano y ahora sabemos que fue lo que se perdió.

A pesar de múltiples esfuerzos el ecocidio del Churince fue inevitable. Con la “bola de cristal” que te da la ciencia, supe que este iba a morir y junto con un gran equipo de trabajo, nos dedicamos dieciséis años a estudiarlo frenéticamente antes de que su agua se escondiera dentro de la Sierra de San Marcos debido a la caída de su manto freático.

◑| «Esqueleto de una tortuga de»concha blanda» endémica del valle de Cuatro Ciénegas. Extinta Poza Los Güeros.» / DJ

Muere de sed, su acuífero profundo continúa siendo desviado por una serie de canales que se construyeron en los 70s para secar al humedal y abrir más tierras de cultivo.

Me encantaría contarte que las cosas han cambiado mucho desde entonces, querido lector, pero desafortunadamente Cuatro Ciénegas continúa muriendo ante la mirada imperturbable de los mexicanos y el gobierno. Muere de sed, su acuífero profundo continúa siendo desviado por una serie de canales que se construyeron en los 70s para secar al humedal y abrir más tierras de cultivo. Este cultivo resulta ser alfalfa, misma que requiere de enormes cantidades de agua. 

Es un ciclo vicioso y el sistema no puede más. Hay esperanza que en 2020, este año de pandemia y conciencia, logremos finalmente cerrar el canal de Saca Salada, el cual drena el 90% del humedal, y así empezar a restablecer de nuevo el ciclo del agua local que ahora está roto.

Parte importante del equipo científico que ha trabajado en la zona se ha apoyado de los chicos de Bachillerato Técnico Agropecuario CBTA22. Empezamos a trabajar con ellos en 2004. En 2011 logramos ponerles un laboratorio de biología molecular. Ahora ellos son el ejemplo del Tratado de Nagoya, el cual indica que los dueños de la tierra de donde se sacan los recursos genéticos deben de ser partícipes de las ganancias de la comercialización. Lo que se está logrando con este proyecto es apenas un guiño de lo que podríamos descubrir en Cuatro Ciénegas. En el CBTA22, nueve años después, los chicos están desarrollando probióticos para una mejor agricultura, buscando antibióticos, bacterias que limpian el suelo y el agua, mismas que inclusive detienen el cáncer ya que le roban el fósforo y no puede crecer.

Estos niños de quince años son capaces de cambiar el mundo y lo deben hacer. Ya no hay tiempo, la conciencia de estos adolescentes ha movido a su comunidad y está cambiando la agricultura del desierto. Pero necesitan más apoyo, que la voz corra para buscar que todos los hijos de los campesinos, CBTAs a nivel nacional, y de los pescadores, estudiantes de los CETMAR, tomen las riendas de nuestros recursos naturales y de nuestras áreas protegidas para ellos proteger su futuro. Hay que empoderar a las nuevas generaciones. La defensa de los recursos naturales no es prioridad de muchos de nuestros gobernantes y desafortunadamente los intereses económicos de pocos amenazan el futuro de todos.

◑| «La conciencia ecológica de la gente del valle crece con los trabajos de conservación de las especies endémicas.» / DJ

Gracias por haberme acompañado en este viaje, querido lector. Comenzar por aquí es un buen paso, aunque falta muchísimo por hacer. Busco darle voz a los estromatolitos, compartir su historia y dejar en claro que faltan muchísimas historias por conocer para saber más sobre nosotros mismos, sobre nuestro pasado y nuestro origen común. 

Al entender cómo funcionan los ciclos de los elementos que nacen en las estrellas, la rica y compleja historia que nos ha formado, la cantidad de años que ha tomado llegar hasta aquí y todas las increíbles coincidencias que nos han creado, tú estás dando un paso en la dirección correcta, la de la empatía.

Todos, indudablemente, venimos del mismo lugar y lo más importante es hacer el esfuerzo por entender al OTRO; sobre todo entender que la enorme diversidad que nos rodea, que nos da de comer y permite que respiremos, es la que está en peligro por las acciones de nosotros los humanos deseosos de siempre tener más, comprar más, comer más y viajar más. 

Tenemos que convertirnos en miembros conscientes de este barco, que es nuestro único barco, el planeta Tierra. Ojalá a través de la relevancia de lo mucho que tiene Cuatro Ciénegas para ofrecernos encontremos un vínculo común de conciencia, busquemos nuestros inicios y conectemos a través de este lugar tan especial con el cordón umbilical que nos una al corazón de nuestro planeta azul, aquel que da vueltas en la tercera órbita de una estrella llamada Sol, en uno de los brazos de la galaxia que llamamos Vía Láctea.

Fotografías y leyendas: © David Jaramillo. 2019. Parpadeo cósmico: Cuatro Ciénegas, Coahuila , Génesis A.C.

Para citar este artículo: Souza, V. (2020). Cuatro Ciénegas, Coahuila: El Ombligo del Planeta. OC:TL, Colección Gran angular (3). https://octl.mx/cuatro-cienegas. ISSN: 23959290.  

Souza, V., Moreno-Letelier, A., Travisano, M., Alcaraz, L., Olmedo-Alvarez, G., Eguiarte, L. (2018). The lost world of Cuatro Cienegas Basin, a relictual bacterial niche in a desert oasis. eLife. https://doi.org/10.7554/eLife.38278.001

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Créditos texto: Valeria Souza para OC:TL. [Obra bajo licencia CC-BY-NC-ND]

Créditos fotos: © David Jaramillo 

Valeria Souza

Valeria Souza

Investigación

Científica mexicana, investigadora del Instituto de Ecología de la UNAM, presidenta de la Sociedad Científica Mexicana de Ecología y miembro internacional honorario de la Academia Estadounidense de Artes y Ciencias (AAAS). Ha sido merecedora del reconocimiento ‘Sor Juana Inés de la Cruz’ otorgado por la UNAM, del Premio Nacional de Conservación de la SEMARNAT, así como del premio ‘Por Amor al Planeta’ de Volkswagen México entre muchos otros. Sus trabajos abordan las causas de la biodiversidad en microorganismos y sus procesos de evolución. Ha venido trabajando sobre Cuatro Ciénegas desde hace 20 años.

David Jaramillo

David Jaramillo

Fotografía

Fotógrafo y videasta mexicano, estudió Ciencias de la Comunicación en la UNAM. Obtuvo el Premio al Fotógrafo Joven en la 6ª Bienal de Fotoperiodismo y el segundo lugar en el concurso “México Mega Diverso” de la SEMARNAT entre otros. Realizó su Ópera Prima ‘Cuatro Ciénegas’ exhibida en la FIL de Guadalajara, seleccionada en el FICG33 y ECOZINE (España). Asimismo editó y fotografió el libro ‘Parpadeo Cósmico’, coronando un trabajo de investigación de 8 años donde expresa su compromiso por la conservación del medio ambiente a través del arte y la ciencia.