Helia Bravo Hollis

(1901-2001)

 

Hay que imaginarse a Elia Bravo Hollis, durante décadas, caminando bajo el sol tórrido y los altos cielos del valle de Tehuacán-Cuicatlán, de la barranca de Metztitlán y de los desiertos de Sonora y Chihuahua.

Entre paisajes desolados, rocosos y agrestes, recorriendo pacientemente las sierras desérticas de Oaxaca, Puebla, Hidalgo y del norte del país, metódicamente, buscando cactáceas, observándolas, recogiéndolas, fotografiándolas, tratando de entenderlas y anotando todas sus observaciones en sus libretas.

Desde finales de los años 1930, Helia Bravo Hollis había asumido una misión: estudiar y clasificar la extraordinaria variedad de cactus de México, el país con más especies de cactáceas del planeta.

¹  Cita: Morales-Sandoval, Jesús & Scheinvar, Leia. (2019). The Cactus Explorer. Cactus People Histories. Who is Helia Bravo-Hollis?. 2019. 16-22.

Cactus floreciendo. PIXABAY

 La Dra. Bravo en trabajo de campo, ca. 1980. ARCHIVO HISTÓRICO DEL INSTITUTO DE BIOLOGÍA DE LA UNAM

Las cactáceas, estas misteriosas plantas carnosas, insólitos receptáculos de agua protegidos por desmultiplicadas espinas que florecen con sus suaves y delicados pétalos de colores relampagueantes en medio de los desiertos. A ellas les dedicó su vida.

Nacida en 1901 en la Ciudad de México, contaba que recibió el amor a la naturaleza de sus padres, creciendo en Villa Mixcoac, en aquel entonces un pequeño pueblo rodeado de arroyos cristalinos y de bosques de pinos y encinos, desde donde miraba el Popocatépetl, el Iztaccíhuatl, el Ajusco y el Xitle.

Las noches, bajo el transparente cielo estrellado, exploraba planetas y constelaciones junto a su madre, con quien, a pesar de las tragedias de la Revolución – su padre maderista fue fusilado por Huerta – siempre supo encontrar la belleza en la naturaleza.

Helia Bravo fue la primera bióloga mexicana titulada, discípula del biólogo Isaac Ochoterena. Cuando la Universidad Nacional alcanzó su autonomía en 1929, su maestro le encomendó la creación del Herbario Nacional y más tarde participó en la fundación del jardín botánico de la UNAM.

La Dra. Bravo en trabajo de campo, ca. 1940. ARCHIVO HISTÓRICO DEL INSTITUTO DE BIOLOGÍA DE LA UNAM

Helia Bravo durante sus sus estudios con el Dr. Ochoterena, ca. 1930. ARCHIVO HISTÓRICO DEL INSTITUTO DE BIOLOGÍA DE LA UNAM

Guillermo Haro (1913-1988)

Guillermo Haro (1913-1988)

“¿Dónde acaba el mundo?”, le preguntaba de niño Guillermo Haro a su madre. Fascinado por sus respuestas, un día él le anunciaría: “Voy a descubrir cómo nace una estrella”.

Sarah Drake (1803-1857)

Sarah Drake (1803-1857)

Sarah Drake fue una de las primeras y más célebres ilustradoras botánicas del siglo XIX. Con su ojo minucioso y su trazo perfecto hizo un viaje a través de bromelias, cactus y orquídeas por los exóticos confines tropicales del mundo, sin ir nunca más allá de los invernaderos de los jardines de Kew Gardens en Londres a donde botanistas y aventureros habían traído exóticas variedades de plantas desde los confines del planeta. Su obra como dibujante contribuyó a los avances fulgurantes de la botánica hace dos siglos.

Ernesto Sábato (1911-2011)

Ernesto Sábato (1911-2011)

Ernesto Sábato tuvo una primera vida como investigador en física y matemáticas en Buenos Aires y París, pero con el paso de los años, las fórmulas y los números dejaron de tener las respuestas a sus preguntas y terminó buscándolas en la exploración de la condición humana a través de la literatura.

Vera Rubin (1928-2016)

Vera Rubin (1928-2016)

Vera Rubin dedicó su vida a un enigma que aquejaba a los astrónomos desde hacía décadas: ¿por qué si los cúmulos de galaxias giran a una velocidad de más un millón de kilómetros por hora, las galaxias que los conforman no salen expulsadas hacia el exterior? ¿Por qué se quedan en su lugar?

Tatiana Proskouriakoff (1909-1985)

Tatiana Proskouriakoff (1909-1985)

Cuando en 1998 los arqueólogos Ian Graham, David Stuart y sus colegas enterraron sus cenizas en la acrópolis de la antigua ciudad maya de Piedras Negras a las orillas del río Usumacinta, en la selva del Petén, cumplían una promesa no dicha hacia Tatiana Proskouriakoff, una de las más grandes investigadoras del mundo maya.

Gutierre Tibón (1905-1999)

Gutierre Tibón (1905-1999)

En 1964, tras sesenta años de investigaciones, Gutierre Tibón afirmó haber redescubierto el nombre esotérico de México: “En el ombligo de la Luna”. Según él, este nombre misterioso habría sido ocultado deliberadamente por los tlacuilos a los frailes españoles durante la Conquista y la Colonia.

Fernand Braudel (1902-1985)

Fernand Braudel (1902-1985)

Quizás para no perderse en el vértigo del tiempo, Fernand Braudel, 38 años, lugarteniente francés prisionero en el Oflag XIIB, forma un seminario de historia con sus compañeros de prisión. Y en la ebullición de una extraordinaria memoria, este joven profesor comienza a pensar, repensar, escribir y reescribir su tesis doctoral sobre el Mediterráneo en el siglo 16.

Manuel Gamio (1883-1960)

Manuel Gamio (1883-1960)

Para Manuel Gamio, comprender el mundo indígena y trabajar para la mejora de sus condiciones de vida pasaba por unir en una misma mirada el presente y el pasado de los pueblos. Su labor a favor del indigenismo, desde las turbulencias de la Revolución hasta los años sesenta lo llevan a ser considerado el padre de la antropología moderna de México.

Santiago Ramón y Cajal (1852-1934)

Santiago Ramón y Cajal (1852-1934)

En 1888, el doctor Santiago Ramón y Cajal descubrió algo que vino a cambiar la manera en la que se concebía el cerebro humano: las neuronas. En su laboratorio de Barcelona, a través de la técnica de impregnación argéntica,…

Alexander von Humboldt (1769-1859)

Alexander von Humboldt (1769-1859)

23 de Junio de 1802. Volcán Chimborazo, 5,878 msnm. A pocos metros de la cumbre, acompañado por sus compañeros Aimé Bonpland, Carlos de Montúfar y su guía, con dificultad para respirar y terribles náuseas, los labios ensangrentados,…